Aristóteles, nacido en Estagira en el 384 a.C., es universalmente reconocido como uno de los pensadores más influyentes de la humanidad. Hijo de Nicómaco, el médico del rey Amintas III de Macedonia, su origen lo vinculó desde temprano con la medicina y la corte. A los 17 años, se trasladó a Atenas para estudiar en la Academia de Platón, donde permaneció por veinte años, convirtiéndose en el discípulo más notable. Después de la muerte de Platón, fue convocado a Pella, Macedonia, para servir como tutor del joven Alejandro Magno. Esta relación crucial le brindó una protección y un estatus sin precedentes que le permitieron establecer el Liceo a su regreso a Atenas en el 335 a.C., una escuela que, a diferencia de la Academia, era pública y abierta a un público más amplio. Los alumnos del Liceo, conocidos como «los peripatéticos,» estudiaban mientras caminaban y debatían.
La principal diferencia en el pensamiento de Aristóteles con respecto a su maestro, Platón, fue su enfoque empírico y su rechazo al dualismo del mundo de las Ideas. Para Aristóteles, todo conocimiento comienza con la experiencia y se adquiere a través de los sentidos. Su contribución más monumental fue la invención de la lógica formal, considerada por muchos como su creación más grande. Desarrolló el
silogismo, una forma de razonamiento deductivo que permite obtener una conclusión necesaria a partir de dos premisas dadas, estableciendo un método riguroso para la argumentación y la demostración. Su sistema de lógica fue tan influyente que permaneció prácticamente inalterado hasta el siglo XIX, lo que demuestra su genialidad.
El vasto intelecto de Aristóteles abarcó casi todas las ramas del conocimiento de su época. En su metafísica, a la que llamó «filosofía primera,» se dedicó al estudio del «ser en cuanto ser,» analizando conceptos como el acto y la potencia para explicar el cambio en la realidad. En la ética, expuesta en la Ética para Nicómaco, defendió la ética de las virtudes, cuyo fin último es la búsqueda de la felicidad (eudaimonía). Para él, la virtud es un «justo medio» entre dos extremos, el exceso y el defecto, que se cultiva a través de la educación y la práctica. En política, su obra homónima analizó diversas formas de gobierno y concluyó que el mejor sistema era el que se basaba en el poder de una fuerte clase media.
Se considera a Aristóteles como el «primer científico verdadero de la historia» y el padre de la filosofía de la ciencia. Su relación con Alejandro Magno le proporcionó un estatus, una protección y, presumiblemente, recursos que le permitieron establecer un centro de estudios y realizar vastas investigaciones. Él sentó las bases del método científico al insistir en la observación sistemática y en la recolección de datos para descubrir patrones y explicaciones causales. Sus contribuciones a la biología y la zoología fueron particularmente notables, donde realizó rigurosos experimentos como la disección seriada de huevos de gallina para estudiar la embriogénesis, lo que lo llevó a observar el desarrollo del corazón como el primer órgano activo.
El enfoque empírico de Aristóteles, en contraste con el idealismo de Platón, fue un paso crucial en la evolución del pensamiento occidental. Al insistir en que el conocimiento comienza con los sentidos, y al proporcionar la lógica como un marco para organizar ese conocimiento, Aristóteles ofreció un «kit de herramientas» intelectual para la futura revolución científica. A pesar de que los científicos modernos como Francis Bacon y Galileo lo criticaron por su énfasis en el razonamiento
a priori, su pensamiento dominó la ciencia y la filosofía medieval y renacentista. Las vastas investigaciones de Aristóteles y su capacidad para clasificar y sistematizar el conocimiento sentaron las bases para múltiples disciplinas, haciendo de él un polímata cuyo legado sigue siendo el cimiento de la ciencia y la razón modernas.
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