El motor de combustión interna revolucionó la movilidad humana y marcó un antes y después en la historia del transporte. Inventado a finales del siglo XIX, permitió el surgimiento de automóviles y aeronaves que ampliaron las fronteras del mundo accesible para las personas y mercancías. Fue un pilar fundamental para la globalización moderna.
Gracias a este motor, las distancias entre ciudades y países se acortaron, facilitando el intercambio comercial, cultural y social a escala global. También impulsó nuevas industrias, transformó economías y cambió hábitos cotidianos, como el traslado al trabajo y el turismo.
Hoy, pese a los desafíos ambientales y la transición hacia energías renovables, el motor de combustión sigue siendo una tecnología clave a nivel mundial, símbolo del ingenio humano y motor principal en el progreso tecnológico y la movilidad.
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